El Ayuntamiento de Torremolinos pondrá en valor los yacimientos arqueológicos ubicados en La Cizaña, en Los Álamos, para poder abrirlos al público, convirtiéndose así en los primeros restos visitables del municipio.
Se trata de una Villa roma ubicada en el frente litoral del término municipal de Torremolinos, en el límite con Málaga y atravesada al norte por la A-7. Con fecha estimada entre el s. I a.C. al III d.C., en el asentamiento costero se identifican áreas residenciales, un área termal, un centro productor alfarero que cuenta con varios hornos y un gran almacén, instalaciones de carácter industrial y comercial, dedicadas especialmente al salazón, y otros elementos complementarios. Todo ello se encuentra protegido para su conservación desde el año 2016, en el marco del proyecto de urbanización de una de las parcelas. Así, una vez finalicen las labores de edificación en la que se encuentran inmersa la urbanización, comenzarán las tareas de acondicionamiento y puesta en valor de los recursos históricos con cartelería informativa de este conjunto arqueológico.
"El Ayuntamiento cuenta con asesoramiento arqueológico sobre el patrimonio para que esté a salvo del desarrollo urbanístico del sector, un servicio que nunca había existido anteriormente en este Ayuntamiento y que este equipo de gobierno ve indispensable para un desarrollo sostenible de nuestra ciudad", según explicó la concejala de Urbanismo, Maribel Tocón, quien agregó que "además de las actuaciones de limpieza, consolidación y conservación del espacio en el 2016, recientemente se ha realizado una actividad arqueológica en el sector que ha servido para delimitar aún más los espacios y descartar la aparición de nuevos indicios".
Los trabajos dirigidos por la arqueóloga Luna Caparrós, de la empresa Arqueosur, han consistido en una limpieza exhaustiva del complejo industrial alfarero y del área termal, un minucioso control de los movimientos de tierra resultantes del proyecto de urbanización de la zona para evitar posibles problemas; consolidado puntual de aquellas estructuras más dañadas por la desidia en que habían quedado estos restos tras su descubrimiento. Y una última fase, de momento, que consiste en cubrirlas con geotextil y grava mientras duren las obras de construcción de la zona.
En la nota señalan que de este conjunto arqueológico se tiene noticia desde finales de los 60, al identificarse unas piletas para la elaboración de salazones. Posteriormente se documentó parte de un complejo termal y más tarde, en el año 2003, se excavó un alfar que cuenta con dos grandes hornos y una zona de almacenamiento. "Este Ayuntamiento ha apostado por preservar estos restos ya que en un futuro se convertirá en un importante valor cultural y turístico del municipio donde visitar las huellas del pasado y entender los modos de vida de la antigüedad", concluyó.